En el aprendizaje de un idioma, tener a tu lado un buen profesor/a es primordial. Este/a nos debe guiar, ayudar y motivar, pero cuidado, no hace milagros, no olvidemos que el que aprende es el/la estudiante. Debemos convertirnos en los protagonistas de nuestro propio aprendizaje, ¿cómo hacerlo? Aquí te doy unas claves para conseguirlo y ayudarte a ser el/la estudiante que siempre quisiste ser.

 

Cuando decidimos aprender un idioma, el primer paso es encontrar el profesor/a adecuado que se ajuste a nuestras necesidades e intereses. Para ello, hemos de buscar aquel/aquella que sea un buen guía, que nos enseñe el camino más fácil y seguro para alcanzar nuestras metas y objetivos, que nos motive, haciéndonos desear aprender y mejorar en todo momento, que nos de confianza, que nos corrija, que nos ayude a enfrentar los obstáculos con resolución y, en definitiva, que nos aporte calidad técnica y humana. Está bien demostrado que, si nos gusta el/la docente, nos gustará la materia, así que tenemos que encontrar el profesor/a que nos llegue al corazón y enamorarnos de él/ella.

 

Sin embargo, toda la responsabilidad no recae única y exclusivamente en el/la docente, el/la estudiante debe también convertirse en cómplice y aliado del profesor/a, ambos deben formar equipo para que este proceso de aprendizaje sea 100% satisfactorio, puesto que la diferencia en el aprendizaje la hacen tanto el profesor/a como el/la estudiante. Para ello, es necesario que este sea activo y responsable de su propio aprendizaje.

 

 

¿Quieres convertirte en protagonista de tu propio aprendizaje y ser un exitoso estudiante de idiomas? Aquí te doy 10 consejos para conseguirlo.

 

 

1. En primer lugar, hemos de conocernos bien a nosotros mismos, saber qué tipo de estudiantes somos y qué metodología nos va mejor. Para descubrirlo debemos preguntarnos:

 

  • Cómo aprendemos mejor: leyendo o escribiendo; escuchando o hablando; viendo películas o leyendo un libro; estudiando gramática o jugando; estudiando de día o de noche; en un lugar silencioso, como una biblioteca, o en un lugar más informal, como una cafetería; solos o en compañía…

 

  • Cuál es nuestro objetivo: por qué aprendo español, para qué, qué quiero conseguir, qué nuevas oportunidades me va a ofrecer… Tener muy claro nuestro objetivo es vital para estar llenos/as de motivación y así poder comprometernos al máximo con la lengua que se quiere aprender.

 

2. Fijarnos pequeñas metas para llegar a ese objetivo y tener paciencia. Si intentamos hacerlo todo a la vez, acelerando el proceso de aprendizaje, no disfrutaremos de este y, probablemente, nos frustraremos. El aprendizaje es un proceso, un conocimiento nos lleva al siguiente y así sucesivamente, como en una escalera, subiendo peldaño a peldaño, o como un puzzle, ajustando una pieza con otra.

 

3. Aprender un idioma también requiere voluntad, esfuerzo, constancia y disciplina, es decir, requiere un poco de sacrificio de nuestra parte. Por eso, debes implicarte en tu aprendizaje y no perder nunca la ilusión para llegar al final de tu proyecto, que no es ni más ni menos que poder comunicarte en otro idioma y desenvolverte en esa cultura.

 

4. Para avanzar con paso firme, también necesitamos tener determinación y concentración, hemos de estar atentos a lo que pasa en el idioma para poder progresar adecuadamente.

 

5. Debemos tratar de practicar el idioma desde el primer día, la práctica y la repetición marcarán la diferencia. Para ello, hay que encontrar la forma de hacer que el idioma forme parte de nuestra vida diaria a partir de pequeños hábitos que no nos quiten tiempo para llevar a cabo nuestras responsabilidades, ni nos quite tiempo para hacer las cosas que nos gustan. Hemos de intentar sumergirnos en la cultura del idioma aunque no vivamos en un país de habla hispana y practicar siempre que podamos, sin olvidar que estos hábitos deben ser un placer, no una obligación.  ¿Cómo hacerlo?:

 

  • Hoy en día no tenemos excusa gracias a la tecnología, que nos abre las puertas a un sinfín de recursos virtuales para poder practicar la lengua en cuestión: periódicos virtuales, vídeos, redes sociales, podcasts, diccionarios, foros de estudiantes, webs con ejercicios interactivos, etc.; que te permitirán estar en contacto con la lengua e investigar la cultura de la misma.

 

  • Hay que practicar siempre que se pueda, la radio y la televisión son una gran herramienta para aprender vocabulario, sumergirse en la cultura y familiarizarse con la melodía y cadencia de la lengua. De esta manera, te irás enamorando cada día más y más de ella e incluso un día te sorprenderás al descubrir cuánto puedes comprender.

 

  • Participar en intercambios de idiomas, tanto presenciales como online, donde practicarás y conocerás gente nueva que seguro marcarán una gran diferencia en tu aprendizaje.

 

  • También podemos practicar con nosotros mismos, pensando en el idioma. Por ejemplo, formando frases en nuestra cabeza y ensayando las respuestas. Incluso podemos practicar estructuras y pronunciación en la cama antes de dormirnos.

 

  • Recuerda que no se aprende a montar en bicicleta solo mirando a la gente hacerlo, hay que subirse y caerse cuantas veces sean necesarias hasta dominarlo, de ahí la necesidad de la práctica diaria. Practica siempre que puedas, cuantas más veces lo hagas, más rápido irás ganando en seguridad y mayor será la facilidad para enfrentarte a cualquier situación comunicativa en el futuro de una forma satisfactoria.

 

  • Por último, si tienes la posibilidad, viaja y vive la experiencia en el país meta, te sorprenderás de lo bien que puedes desenvolverte y te sentirás orgulloso/a de tus logros.

 

6. El lenguaje es algo que necesita ser procesado, no solo memorizado, intenta comprender cómo funciona y practica para llegar a ese procesamiento hasta que puedas hacerlo tuyo y mimetizarte con él.

 

7. Nunca tengas miedo a equivocarte ni a ser corregido/a y aprende a lidiar con las frustraciones. Sé capaz de reírte de ti mismo/a y de disfrutar del proceso de aprendizaje, como un niño. Juega, diviértete y aprende, siempre con ilusión y con la curiosidad bien despierta.

 

8. No sientas jamás vergüenza por tu pronunciación, esta es importante solo en tanto y cuanto dificulte la comunicación. Es primordial darse cuenta de que hablar en otro idioma, sea de forma más o menos correcta, ya es un éxito, y que no es necesario ocultar nuestro verdadero origen. Venimos de donde venimos, y eso es lo que nos hace tan especiales, tanto si tenemos un acento más fuerte como si no tenemos nada de acento.

 

9. Para hablar, debemos también poder entender, de ahí la importancia de trabajar todas las habilidades (escuchar, leer, hablar y escribir). De esta manera, podremos desenvolvernos en cualquier tipo de situación comunicativa, bien sea oral o escrita.

 

10. Siente siempre satisfacción del propio progreso, por mínimo que sea, nadie dijo que fuera fácil, así que todos y cada uno de nuestros logros tienen su mérito y jamás debemos obviarlos. Sobre todo, disfruta del viaje y sé protagonista del mismo, no te arrepentirás y te sorprenderás de todo lo que puedes conseguir tú solo/a y con la ayuda de tu profesor/a ideal.

 

¿Qué te parece? Estoy segura de que tú ya llevas a cabo muchas de estas claves y que, si todavía no eres el/la estudiante de idiomas que te gustaría ser, estás muy cerca de serlo. Solo cree en ti, confía y pon en práctica estos consejos que te ofrezco, verás la diferencia. Recuerda, ¡si puedes soñarlo, puedes hacerlo!, depende de ti. ¡Que empiece el viaje!

 

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